jueves, 6 de septiembre de 2012

Cómo conseguí dos días de permiso remunerado

Esa mañana fue bien diferente, me levante como de costumbre con mucha prisa para dirigirme hasta mi trabajo, en donde debo llegar at seven O'clock, sino me encuentro a mi jefe, un rabino de esos que se visten de piel de oveja, de los que muestran su más ingrata amabilidad con sus compinches, pero que a nosotros nos humilla cuando puede.

Tome el autobús que era conducido, por alguien que tenía más presencia de “Morroco” que quien sabe que, pasaron 10 minutos y solo avanzamos como tres cuadras, y no lo culpo porque tiene otras actividades anexas, como limpiar el parabrisas en pleno recorrido, recibir llamadas del jefe que le pregunta por el producido del día, recibir el desayuno de la esposa que se lo lleva a una esquina, saludar al vecino, esperar que los señores policías o escoltas den paso, porque parquean donde pueden y para ellos no aplica la ley, bueno en fin como dice la abuela, eso toca es llenarse de paciencia.

Hasta ahí no pasaba nada espectacular, salvo que el reloj avanzaba más rápido que de costumbre, trataba de presionarlo hacia mi piel como diciendo detente, pero no servía de mucho, finalmente llegamos al paradero donde normalmente me bajaba, pero el señor conductor estaba atendiendo una llamada y pues obvio, trate de interrumpirlo pero fue inútil, me pasó como una cuadra. Corrí hacia la oficina, ahora todos creen que trabajan en oficina como si  fuera lo máximo, pero bueno oficina, sería más adecuado decir, mi sitio de trabajo, pero suena de mejor caché decir mi oficina.

Voy llegando a la esquina cuando puf, unos jovencitos que se desplazaban a toda (Mecha) velocidad, atropellan a un anciano, este cae inocente del suceso y los mirones que se amontonan pero nadie hace nada, algunos tratan de indagar por los motociclistas, pero son menores de edad, no tienen identidad, no tienen papeles de la moto, no hay pase, los padres creen que ya son unos varones que pueden hacer lo que quieran, en fin salen y se van. Yo trato de ayudar al anciano, esta algo traumatizado, aún no sabe qué pasa, traté de llamar a la ambulancia, pero me toco ir como a media cuadra porque no tengo un solo minuto en el pinche celular y eso que cargo el último Black Berry, ¿creo que las ambulancias todavía no tienen pin? o al menos yo no lo tengo, marco  tun,tun,tun, “Sistema correo de voz, tendrá cobro a partir de este momento”, ¡vaya mi madre!, era un celular tan viejo que no encontraba la techa donde colgar, y la viejita  ¡“Por favor no lo deje ir a Sistema porque le cobro”! yo apenas acertaba mover la cabeza, bueno 10 minutos después me contesta un man, tipo, señor o como le digan entre dormido, le cuento el suceso, y lo primero que pide es la dirección, ¿que dirección iba a tener?, el pendejo pensaba que estaba en mi casa, pero bueno como era requisito entregar el dato, Salí corriendo para ver la dirección, y la viejita, grita cójanlo, auxilio me robo el celular, me toco devolverme y contarle también el suceso, pasaron como 2 minutos y no me creía y la cuenta aumentando, finalmente accedió y me permitió llevarlo.

45 minutos después llegó la ambulancia y eso que estábamos a como a 10 cuadras, que tal si hubiera sido fuera de la ciudad, y llega preguntando qué le pasó, no se supone que el experto es él, bueno finalmente entre unos, dos o tres suben al señor y se lo llevan, listo acabó mi altruismo pensé, pero no, ahora que debía acompañarlos al hospital, porque yo era testigo ocular y debía contar los hechos, cuales hechos si no vi nada, lo único que trate fue de ayudar, en fin me toco acceder a sus pretensiones y acompañarlo, prendieron una sirena a todo volumen como si eso sirviera de algo, al fin llegamos al hospital, y todos gritando busquen una camilla, busquen una camilla, y otros contestaban Camila se fue Camila se fue, no es Camila, es una camilla, bueno tampoco hay, ¿luego esto no es un hospital?, ¡si pero no hay camillas! y entonces, que lo echen al hombro decía el conductor, que lo echen al hombro, así toco hacerlo, entramos por un pasillo en donde se venían ancianos, niños, mujeres, borrachos bueno eso parecía Sodoma y Gomorra y yo, busque una camilla, busquen una camilla, y otros que Camila no esta no hay camilla, y bueno, pero ese man a quien estaba buscando, pues a su esposa Camila que desde hacía tres días estaba buscando una camilla para su Camila, en fin. Finalmente le consiguieron un silla Rimax al viejito y ahí se quedó, no supe más nada, ahora si para el trabajo, cuando pun veo a mi jefe, trate de esconderme pero nada, ya era tarde y me vio, entonces trate de excusarme de mil maneras pero cómo, con él no se podía hablar, hasta que le contaron que yo era el que había recogido al señor, con tan buena suerte, bueno para mí no creo que para él, que el señor era el papá, como agradecimiento me dio 2 días de permiso remunerado. Entonces ahora sí puedo decir por dos días, trabajen esclavos que para eso les pagan.

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