sábado, 22 de septiembre de 2012

LAS CALLES Y LAS MUJERES


Es raro, cuando voy por la calle no me puedo concentrar, es mas en ocasiones me detengo por un instante y pregunto, para dónde voy? Hato cabos y después de hacerme el pendejo, recuerdo hacia dónde dirigirme, veo el reloj y madre, voy 20 minutos tarde, pero igual estamos en Colombia así que no es nada extraño, de seguro alguien llegara aún mas tarde.

Cuando voy solo por la calle, la situación no es tan compleja, porque tengo plena libertad de ver a mí alrededor sin sentirme juzgado por nadie, es lo mejor de esta vida deleitarse con el paisaje femenino que deambula de un lado para otro sin sentirse observado. Caso extraño, cuando salgo con mi señora, trato de tomarla de la mano y concentrarme solo en ella, porque además es una mujer muy bella pero no falta el mirón.

Hasta ahí todo normal, pero en un pequeño pestañeo, veo venir una de esas mujeres que desconcentran hasta al Dalai Lama, y claro me entra la impaciencia porque quiero ver un poquito más, y ese maldito inconsciente que me dice que mujer tan buena, mis pensamientos vuelan, la veo desnuda, la veo perfecta y mi señora sigue mirando desentendida como si nada pasara, solo que después me dice casi se le van los ojos, entonces activo todas mis defensas, con respuestas como, cual, en donde, tu sabes que amanecí un poquito torcido el cuello pero ya, además estaba viendo un vestido súper elegante y pensé como te quedaría. Excusas que al final no sirven de nada, porque igual ellas saben lo que uno hace sin necesidad de ver, lo que no entiendo es porque no comprende que es el instinto el que las traiciona y no nosotros, o porque no pelean con nuestro instinto, porque saben que no pueden y si no pueden ellas, menos nosotros vamos a poder dominar nuestro instinto.

Claro que ellas también les gusta observar, con el agravante que si uno pregunta algo, lo que viene a continuación es una verdadera humillación, con respuestas como claro, es que el mide como 190 y yo apenas alcanzó los 160, mire ese cuerpazo que se gasta, y yo parezco deportado de Somalia, y mire esos ojos Azules, y los míos todos llenos de cataratas, y esa cola que se gasta, y la mía que ni yo la puedo coger porque no tengo nada, en conclusión, hay que hacerse el fuerte y no preguntar nada si no quiere ser humillado.

Pero qué pasa si yo soy el que opino algo sobre aquella hembra que acaba de pasar, como, si ve ese par de montañas, o tiene más patas que una mesa, o esa sonrisa tan expresiva, entonces contestan hash y es que no es usted el que me tiene así, claro, ahora como ya le entregue todo entonces ya no le sirvo, pues entonces consígase una vagamunda que le lave, que le planche y que tenga que dormir todas las noches con esos ronquidos de marrano degollado, entonces quien termina siendo el malo, pues uno.

En conclusión no peleen con las mujeres, no sé porque les queda difícil entender que en esta vida, el Jefe, los Policías, el profesor y las mujeres, siempre tienen la Razón, aprenda a ser como perrito de taxista, solo mueve la cabeza y ya, no te expongas porque siempre, siempre saldrás perdiendo, no importa el número de pruebas que tenga para demostrar lo contrario, al final será condenado.

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